No es fácil conjugar la presunción de inocencia con la adopción de medidas inmediatas contra el acoso sexual. Pero la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) acumula ya demasiados expedientes contra profesores que supuestamente abusan de alumnas. Esperar a que la sentencia judicial sea firme, como se ha hecho con un catedrático, no es la respuesta que las víctimas merecen, pues las obliga prácticamente a convivir con sus agresores. Las universidades deben garantizar una intervención rápida, garantizando por supuesto el rigor en los procesos por acoso.