La llegada de Emmanuel Macron, presidente de Francia, a Barcelona había generado mucha expectación por múltiples motivos. Uno de ellos era el enfrentamiento velado que mantiene su país con España por la integración ferroviaria. Tras la cumbre hispanofrancesa, el Gobierno ha anunciado un acuerdo para que el AVE llegue hasta París antes de fin de año.
La promesa cuesta de creer vistas las trabas de las autoridades galas, que han dinamitado la colaboración de la francesa SNCF con Renfe mientras Ouigo se hace un hueco en el mercado español, y han demorado el AVE Barcelona-París. La cumbre ha dado sus frutos, pero el Ejecutivo español debe estar vigilante al cumplimiento de un compromiso clave en el desarrollo de la infraestructura ferroviaria europea.