Vivienne Westwood
La madrina del 'punk'
Ha fallecido a los 81 años la diseñadora británica Vivienne Westwood, en cuya tienda Sex naciera a finales de los 70 el punk rock en Londres. Te das cuenta de que te haces viejo cuando la van palmando personajes que, de una u otra manera, siempre han estado ahí y han constituido, en mayor o menor medida, un referente. No es que la señora Westwood fuese un referente para quien esto firma, pero sí lo fueron los Sex Pistols, el grupo que se sacó de la manga su novio de entonces, Malcolm McLaren, gran cantamañanas y liante máximo cuyo lema era Cash from chaos (Pasta del caos). Saber que la novia de Johnny Rotten, el cantante de la banda, tiene la misma edad que la difunta señora Westwood y está afectada de alzheimer tampoco ayuda a levantar el ánimo de los que teníamos poco más de veinte años en 1977.
Aunque no entiendo una palabra de moda, debo decir que nunca le acabé de ver la gracia a los diseños de la señora Westwood. Ni a ella, cuya faceta de activista social –del punk a la defensa de Julian Assange– siempre me pareció ligeramente pueril. Vi un documental sobre ella con la intención de cogerle más afecto, pero no lo conseguí, pues me pareció tan pretenciosa e ideológicamente errática como hasta entonces. Igual podría echarle la culpa de mis prejuicios a mi ignorancia del mundo de la moda, pero dos días después vi un documental sobre Alexander McQueen que me llegó al alma. La miniserie de Danny Boyle sobre los Sex Pistols tampoco me fue muy útil para encariñarme con la difunta, pues aparecía como una ilusa que creía estar haciendo la revolución a base de camisetas estampadas y acababas tomando partido por McLaren, que siempre fue un jeta, de acuerdo, pero nunca vio en el punk mucho más que una oportunidad de forrarse.
Debería aplicarme ese dicho anglosajón según el cual, si no tienes nada bueno que decir de alguien, más vale que no digas nada. Pero me temo que ya he llegado tarde y me doy cuenta de que mis comentarios van a parecerles muy inoportunos a quienes admiraban a la difunta señora Westwood. Les pido disculpas por ejercer de aguafiestas, pero solo puedo tomarme el final de la diseñadora como un ejemplo más de la muerte de mi juventud.