Francesc de Dalmases
El crepúsculo de los secuaces
Pese a los esfuerzos de Junts x Cat por acabar de una vez con el caso Dalmases (hasta se ha interrumpido una recogida de firmas internas para poner en la calle al guardaespaldas de la cesante Laura Borràs), el sainete continúa. Tras pegarle una bronca a una periodista de TV3, Dalmases se enfrenta ahora a las declaraciones de cinco mujeres que aseguran haber sido intimidadas por él en el pasado. Y lo que se le va ocurriendo al hombre para ir parando los golpes no puede decirse que le esté saliendo excesivamente bien, pese a la protección modelo Mamá Osa que ha ejercido su jefa y que también se le está volviendo en contra a ella (recordemos a Magda Oranich diciendo que ya no se le pone al teléfono para ahorrarse sus berridos y sus broncas tras la publicación del informe Dalmases). El hombre ha renunciado a su cargo en el partido y al que ostentaba en el control del audiovisual catalán. Pero se agarra al escaño de diputado y no hay manera de que lo suelte. Ahora se ha pillado una baja por riesgo de infarto, algo que suena a excusa, pero que igual es cierto (asegura contar con antecedentes familiares). A todo esto, Turull y sus aturullados, aunque no puedan ver ni en pintura a Borràs y a su matón de referencia, intentan echar tierra sobre el asunto y que se olvide cuanto antes, pues constituye una molesta distracción de aquello por lo que hay que estar: hacerle la puñeta a ERC y sobreactuar de indepes para ver si triunfan en las próximas elecciones autonómicas (todo ello mientras Puchi, desde Flandes, les mete prisa para que implementen la república, que él ya hizo lo más difícil, que era proclamarla, suspenderla y salir pitando de España).
El principal problema para la subsistencia política del señor Dalmases es que no lo aguantan ni en su propio partido. Puede que Turull haya dado órdenes de que se interrumpa la recogida de firmas para echarlo del Parlamento regional, pero no sé yo cuánto hay de sincera solidaridad con un camarada caído en desgracia y cuánto de sobreactuación para contentar al borrasismo, que existir, existe, y dar la impresión de que Junts x Cat es una piña. Tras haberse puesto en evidencia de una manera tan grosera (y a ver si no emergen más acusaciones de matonismo, que este hombre empieza a parecer el Harvey Weinstein convergente), lo mejor que podría hacer Dalmases para evitarse un infarto y ahorrarle el bochorno al partido de sus entretelas sería dimitir como diputado, irse a su casa y, tal vez, optar entre la Legión Extranjera y la Trapa a la hora de replantearse el futuro. Pero me temo que va a seguir dando la chapa una buena temporada, solo o en compañía de su querida jefa (por lo menos hasta que la juzguen por presunta corrupción). Librarse de ambos debería ser una prioridad para los aturullados, pero si siguen en este plan de hacer como que todos son una familia feliz, no les arriendo la ganancia.