El nuevo consejero de Salud de la Generalitat quiere ser más duro que su predecesor en el cargo, Josep Maria Argimon (Junts), con las últimas medidas anti-Covid que existen en Cataluña. Ha anunciado que apuesta por mantener como obligatorias las mascarillas en el transporte público hasta que se vea cuál es el impacto real de la nueva oleada que se espera para cuando empiece el frío y que así lo propondrá al Ministerio de Sanidad, que tiene la última palabra al respecto.
La iniciativa en sí puede tener sentido como prevención, pero se estrella contra la realidad. El uso del tapabocas es casi testimonial en el metro, en trenes y en el tranvía, siendo el autobús el único medio de transporte público en que sí está presente por parte de la mayoría del pasaje. Ya se ha denunciado en varias ocasiones que esto es el origen de peleas y que genera malestar entre los cumplidores. Si se quiere mantener, la Generalitat deberá explicar cuál es su plan para que el uso sea generalizado. Por ahora, ni el gobierno catalán ni el central han dicho nada al respecto.