El fenómeno de la okupación y el Ayuntamiento de Barcelona mantienen una peculiar relación debido a las indisimuladas simpatías que despierta Ada Colau bajo cuyo mandato se han incrementado de forma notable los casos. Por eso, resulta especialmente llamativo el proceso sancionador abierto contra los okupas de la antigua Masía de Can Masdéu, a cargo de la concejalía de Nou Barris, que comanda Francesc Xavier Marcé.

Ante un atentado contra el medioambiente perpetrado por un colectivo acostumbrado a “hacer de su capa un sayo”, la institución se ha mantenido firme pese al archivo de una primera denuncia por parte de la Fiscalía e impondrá un castigo administrativo a los okupas. Un inmejorable mensaje desde el organismo que rige los destinos de una ciudad que ya es demasiadas veces noticia por la delincuencia.