Josep Maria Cruset
El Puerto de Tarragona es una infraestructura crítica que no puede quedarse paralizada. Tras el embotellamiento de mercancías que ha creado riesgo de desabastecimiento por un conflicto laboral entre las logísticas y los estibadores, la situación ha empezado a reconducirse con la vuelta de ambas partes a las negociaciones. Sin embargo, el parón se ha alargado demasiado y ha faltado implicación por parte de la institución presidida por Josep Maria Cruset, que debería haber adoptado un papel más proactivo en la búsqueda de soluciones más allá de instar a las empresas a resolver la crisis.