El presidente Pere Aragonès debería soltar lastre definitivamente de sus socios de investidura, dispuestos a torpedear cualquier proyecto de índole territorial. La CUP se dedica ahora a presentar alegaciones a proyectos fotovoltaicos muy necesarios para hacer frente al déficit energético y dar paso a una energía verde que los antisistema siempre defendieron. Pero la formación liderada por Dolors Sabater en el Parlament, instalada en el no a todo, busca excusas de forma constante.