La Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) ha aprovechado los fondos Next Generation para dar otro paso en la T-Mobilitat. Destinará cuatro millones de euros en habilitar un sistema para que se puedan usar las tarjetas de crédito contactless como un soporte más donde se integren los abonos de transporte público.
Se debe aplaudir el paso, ya que todo lo que sea brindar facilidades a los usuarios es positivo. Aun así, no se debe olvidar que el proyecto es uno de los grandes fallos que se arrastran en Cataluña. Se intenta poner en marcha desde 2016 y, si no surgen nuevos problemas, ahora se calcula que entrará en funcionamiento en 2024. Por ahora, solo se puede usar para entrar en el metro y los autobuses de Barcelona, donde se realiza el test más masivo hasta la fecha. La T-Mobilitat es un fiasco. Quizá todos los recursos deberían ir destinados a enmendar esta realidad.