Teresa Ribera
De loable puede calificarse la intención de la vicepresidenta energética del Gobierno, Teresa Ribera, de intentar que el mensaje de hacer un uso responsable de la energía cale en los ciudadanos, especialmente en tiempos de tensiones en los mercados tanto por la guerra en Ucrania como por el más que probable incremento de la demanda por una nueva ola de calor.
Sin embargo, hacerlo a través de un llamamiento a reducir el consumo de los aparatos de refrigeración cuando está previsto que las temperaturas superen de forma reiterada los 40 grados en lo que resta de semana carece en absoluto de sentido e incluso roza lo inmoral. Y más cuando ha sido la también ministra de Transición Ecológica la que ha alertado sobre el riesgo que supone el entorno climatológico de estos días para la salud de las personas. De un gestor de la cosa pública se espera algo más de imaginación con vistas a abaratar el recibo y menos soluciones que recuerdan demasiado a la ya célebre ocurrencia del expresidente de EEUU George W. Bush de talar los bosques para evitar así incendios forestales.