La CUP parece regodearse en su irrelevancia. Es el partido del no a todo. A los Juegos de Invierno, a la ampliación del aeropuerto, al Hard Rock de Tarragona, a los presupuestos de la Generalitat... Cabe preguntarse, ante esa negativa actitud de los antisistema que rezuman las declaraciones de su portavoz Eulàlia Reguant, de qué sirven sus nueve diputados, más allá de crispar el ambiente parlamentario con propuestas maximalistas.