Rosa Maria Piqué
Baja la persiana la escuela Mary Ward de Barcelona de la noche a la mañana, con las inscripciones del próximo curso cerradas y con argumentos poco convicentes. Los gestores, la Fundació Narcís Jubany (que asumió las riendas del centro hace apenas cuatro años), argumentan que la falta de niños la hacen inviable, y que de nada sirve esperar un año porque, sabiendo el final, muchos profesores seguro que se iban a marchar a otros lugares a mitad de ejercicio. Lo factual es que esta decisión ha dejado a 300 niños tirados y a sus familias, en un buen apuro.