El perejil de todas las salsas

Como todos sabemos, David Madí es el liante máximo del independentismo, así como uno de sus personajes más astutos e inteligentes, pues no hay fregado lazi en el que no haya estado metido y sigue suelto, sin haber tenido nunca especiales problemas con la justicia, tal vez por su habilidad a la hora de tirar la piedra y esconder la mano. Miembro de una familia de orden, nieto del señor Floïd que tanta risa le hacía a Albert Boadella, spin doctor de Artur Mas (en este caso, que Dios le conserve la vista) e independentista convencido, condición que ha sabido conciliar de manera ejemplar con el medro permanente y la obtención de cargos siempre muy bien pagados, David Madí ha ejercido durante años de cerebro en la sombra del soberanismo, pese a haber hecho méritos más que suficientes para asegurarse un alojamiento a perpetuidad en Soto del Real o Lledoners (no, mejor Soto del Real, que en Lledoners viviría mejor que en su propia casa).

David Madí lleva décadas siendo citado en asuntos contrarios a los intereses del Estado de los que siempre ha conseguido salirse de rositas. Ahora se cierne sobre él una amenaza que sobrepasa las fronteras de España y que, así lo espero, puede acabar poniendo fin a su carrera patriótico-delictiva. La fiscalía europea se ha interesado por sus (presuntas) trapisondas en la distribución de los fondos Next Generation, lo cual encaja a la perfección con su condición de liante máximo, conspirador permanente y comisionista de un tronío que ríase usted del emérito. Arrastra también algunos flecos con la justicia española que no acaban de resolverse nunca en una dirección u otra. Y es innegable que su situación social y económica ya no es lo que era: la carrera de los liantes suele tener unos límites (actualmente, es el delegado en Cataluña de un empresario valenciano al que no le están saliendo muy bien las cosas). Para acabarlo de arreglar, aunque solo sea a nivel familiar, se ha separado de la parienta (¡algo insólito en su dinastía de carcas patrióticos!) y se nos ha liado con la escritora mallorquina Maria de la Pau Janer, viuda del mítico doctor Corbella, también conocido, gracias a su físico de corte románico, como el Pantocrátor. En teoría, no debería crearse ningún gran escándalo, pues Janer también es una chica de derechas, pero milita en otra clase de derechas (estuvo adscrita al PP balear durante un tiempo y le unía una amistad entrañable con ese modelo de honradez y ética política que fue Jaume Matas), que, aunque no se diferencie gran cosa de la derecha catalana, a esta le encanta creer que sí.

¿Se le habrá acabado la potra a David Madí? ¿Lo habrán pillado finalmente con el carrito del helado? ¿Se habrá pasado de listo con sus actitudes de fino estratega que llegó a salir en la portada de uno de sus libros disfrazado de general Patton? Les aseguro que pocas cosas me alegrarían más que ver a este cantamañanas con pretensiones pagar por todo el daño que le ha hecho a su querida Cataluña durante décadas. Llámenme rencoroso, pero eso es lo que hay.