La industria catalana está estancada, lo dice el Regional Innovation Scoreboard que publica la Comisión Europea. De ahí que cualquier medida de impulso que aplique el Govern debe ser bienvenida, sobre todo en tiempo de reconstrucción pospandemia. Parece que Roger Torrent se ha puesto la pilas en ello ante la posibilidad de que su juicio por desobediencia finalice en una sentencia de inhabilitación. Sin embargo, son las necesidades de un sector en plena transformación, y no los problemas judiciales, las que deberían motivar al consejero de Empresa.