La falta de acuerdo entre los gobiernos autonómicos de Cataluña y Aragón pone en peligro el impulso a una candidatura conjunta para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030. El tiempo apremia y, si este mismo mes de mayo no hay fumata blanca sobre el reparto de sedes para las pruebas, el proyecto quedará herido de muerte, por más que unos y otros amenacen ahora con la posibilidad de presentarse en solitario.
El afán de protagonismo, cuando no el desdén hacia las propuestas de la autonomía vecina, por parte de los dirigentes de la Generalitat en este asunto ha tenido mucho que ver en ese desencuentro. Por eso sorprende que la consellera de Presidencia, Laura Vilagrà (ERC), afirme que su propuesta es "colaborativa" y lamente que el gobierno aragonés ponga "tantas pegas", tras las reiteradas negativas del Govern a atender sus últimas peticiones. Como suele decirse coloquialmente, "le dijo la sartén al cazo". Y eso, por no hablar de las quejas en el propio territorio catalán.