El vicepresidente de la Generalitat y consejero de Políticas Digitales y Territorio, Jordi Puigneró, se va cuatro días a Nueva York para, según un comunicado oficial de su departamento, "defender los derechos lingüísticos, digitales y la vertebración territorial de Cataluña".

Pero en realidad, Puigneró, acompañado de Mercè Conesa (directora del Incasòl) y de Maria Galindo (directora general de Nación Digital y Agenda Urbana --sí, Nación Digital, como lo oyen--), se pasará casi una semana en la capital de los rascacielos a costa del contribuyente catalán para acudir a eventos del todo irrelevantes.

Un día, Puigneró prevé promover un diccionario oral en catalán, el denominado proyecto AINA, consistente en que los catalanohablantes registren frases en una web para que "la tecnología entienda y hable el catalán". Un acto que, en ningún caso, requiere de un desplazamiento de 6.000 kilómetros.

Los otros días, el vicepresidente autonómico prevé asistir a eventos con nombres rimbombantes pero absolutamente fatuos e intrascendentes, como un acto sobre el estado de implementación de la agenda urbana en Naciones Unidas, la firma de un "memorándum de entendimiento para hacer proyectos conjuntos" con ONU-Hábitat o una intervención en la Asamblea Mundial de Ciudades y Gobiernos Regionales para reivindicar "el papel de los gobiernos regionales en la implantación de la agenda urbana".

Da la sensación de que Puigneró (junto a Conesa y Galindo) se pasarán unos días de asueto en uno de los destinos turísticos más solicitados del planeta sin gastarse un euro de su bolsillo. Algo parecido a aquel polémico viaje del conseller a las Islas Feroe para "impulsar la colaboración en la gobernanza y la economía digital" en el que tan bien se lo pasó tirándose en la nieve.