La candidatura de los Juegos Olímpicos (JJOO) de Invierno de 2030 toma forma, aunque sin Aragón. Lo que al principio comenzó como una "apuesta de país" por parte del Govern, al final ha acabado en una unión entre Cataluña y el Gobierno para poder llevar ante el Comité Olímpico Internacional (COI) la propuesta deportiva de los Pirineos. La consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, ha demostrado que es capaz de aparcar el debate nacionalista --y con una consulta "vincultante", si bien excluyente, sin el Ripollès, el Berguedà y el Solsonès-- para intentar firmar junto al Comité Olímpico Español (COE) y Moncloa el proyecto olímpico conjunto.
Vilagrà ha logrado desencajar la candidatura que había quedado enquistada en el Govern con sus desavenencias con Aragón, además de intentar evitar en un primer momento el apoyo o intervención del Estado. La consejera de Presidencia ha demostrado, pese a los vaivenes del pasado, estar a la altura, mientras que el presidente aragonés, Javier Lambán, ha rechazado el acuerdo final entre el COE, el Gobierno y la Generalitat.