Lourdes Ciuró es responsable de un ámbito especialmente complicado, el penitenciario, donde se arrastran graves problemas relacionados con la agresividad de los reclusos que sufren los funcionarios. Negarse a construir centros exclusivos para presos peligrosos equivale a defender los fines de reinserción que la Constitución reconoce. Hay que aplaudir a la consellera por esa postura. Pero también exigirle que sea más proactiva en la resolución de esos conflictos para evitar que las cárceles se conviertan en un polvorín.