Un estudio en el que ha participado el Hospital Vall d’Hebron ha descubierto que un cambio en el tratamiento estándar del linfoma B mejora la supervivencia de los pacientes, a partir de la adición de un anticuerpo conjugado --organismos que identifican y combaten las células malignas--.
El oncólogo Pau Abrisqueta es uno de los coautores del proyecto junto con Pere Barba, médico del Servicio de Hematología del centro hospitalario, que han conseguido que el anticuerpo se una específicamente a las células tumorales y libere en ellas la quimioterapia de forma selectiva para mejorar la eficacia del tratamiento. Aunque no supone ningún "cambio radical", es todo un avance y Abrisqueta señala que "es el camino hacia un cambio en el estándar de tratamiento de estos pacientes”.