Joan Ignasi Elena
El conseller de Interior no ha sabido explicar con la categoría política que corresponde al cargo que ocupa la destitución de Josep Lluís Trapero como máxima autoridad de los Mossos d'Esquadra. Ni ha dado cuenta de las razones y tampoco del futuro del mayor, uno de los máximos protagonistas de los hechos del 1-O y del largo proceso judicial que siguió.
Recurrir, como ha hecho Joan Ignasi Elena, al relevo generacional en la policía autonómica cuando al sustituto, Josep Maria Estella, apenas le separan seis años del cesado, es una broma de mal gusto.
El hecho de no haber pactado ya con Trapero su nuevo destino permite sospechar que los temores y rencores hacia quien en su día fue vitoreado como un héroe por los mismos que hoy lo sacrifican hacen muy difícil su acomodo futuro dentro del cuerpo. No es porque no hayan tenido tiempo, dado que todas las fuentes aseguran que la decisión había sido tomada el verano pasado, sino porque probablemente lo quieren fuera.