El Mobile World Congress (MWC) calienta motores meses antes de su celebración en febrero de 2022. Ya se conocen las líneas maestras de una edición que promete recuperar la magnitud de un evento debilitado por el Covid. Seguro que atrae de nuevo a un gran número de visitantes y así lo proyecta GSMA, aunque obvia los efectos que puede tener ómicron y nuevas variantes que puedan surgir en los próximos meses en sus protocolos sanitarios.
El entusiasmo para volver a la normalidad de un evento clave para el sector como este es comprensible. La prudencia, necesaria. Más, si se tiene en cuenta lo vivido en los últimos dos años.