Pablo Isla
Para una compañía cotizada hace más de 20 años como Inditex, el mercado es un termómetro ideal para valorar muchos factores alrededor de la empresa. De la labor de Pablo Isla como gestor del gigante textil, al que se incorporó en 2005, podrían escribirse incluso voluminosos libros que serían referentes en las escuelas de negocio. Pero gran parte del contenido de esos potenciales manuales se resumirían en lo sucedido este martes en la bolsa: tras anunciarse la marcha del ejecutivo para el final del primer trimestre de 2022, la acción ha terminado la sesión con una caída del 6,1%.
Un halago implícito que el mismísimo Isla hubiera deseado no recibir en tanto en cuanto es uno de los muchos accionistas minoritarios que tiene la compañía pero que dice mucho más de él que cientos de discursos que pudieran pronunciarse sobre su labor, primero como consejero delegado y, desde 2011, también como presidente del imperio fundado por Amancio Ortega.
Si algo caracteriza a la bolsa es que no regala absolutamente nada a nadie. Los inversores son conscientes de que la gestión de Isla les ha hecho ganar mucho dinero y no hay mejor manera de expresarlo. Esta es la mejor señal de la célebre creación de valor de la que muchos hablan pero que el mercado no les reconoce. Por algo será.