El nombramiento de Patrícia Plaja como portavoz del Govern fue bien recibido por algunos sectores del constitucionalismo. Su labor al frente de la comunicación y las redes sociales de los Mossos d’Esquadra le había hecho ganarse fama de ser una profesional eficiente y moderada. Sin embargo, en apenas cuatro meses ha echado a perder todo el prestigio y la reputación acumulados durante años.
El discurso hispanófobo de este martes sitúa a Plaja al nivel de los dirigentes nacionalistas más rancios y reaccionarios. “[El 12-O] es la efeméride de un genocidio, una celebración más que cuestionada. [...] Hoy no hay nada que celebrar”, ha declarado solemnemente para arremeter contra el Día de la Fiesta Nacional de España.