Grifols ha dado otro paso más para lograr la inyección de 840 millones de euros en el grupo procedentes del fondo soberano de Singapur, GIC. La operación se vehiculará a través de la filial estadounidense y se dedicará a reducir deuda, hecho que le permitirá consolidar el crecimiento previsto. Todo ello, gracias a que sus acreedores han aceptado por amplia mayoría reestructurar el pasivo. El grado de aceptación de los tenedores de la deuda del grupo, desde privados a institucionales, es otro espaldarazo a la gestión del grupo de hemoderivados.
La compañía ha ganado tamaño gracias a una estrategia de adquisiciones agresiva que la consolida como grupo relevante a nivel internacional.