Jordi Sànchez Escrigas
El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ultima la puesta en marcha de su operador público-privado de vivienda de alquiler asequible, Habitatge Metròpolis Barcelona. El arranque de la empresa mixta es una buena noticia, pues inicia una etapa de colaboración con el mercado que los expertos siempre han aconsejado. Pero llega tarde, al menos seis años, y tras un proceso que quedó desierto y la polémica retirada de uno de los candidatos, lo que empaña la buena nueva.
Además, la organización debería ser más transparente al detallar la activación de un proyecto de tal calibre.