No pasa día sin que la presidenta del Parlament, Laura Borràs dé la nota con sus continuas salidas de tono y nacionalismo exacerbado. La dirigente de JxCat volvió a dejar ayer en evidencia su poca talla política --más injustificable si cabe por la relevancia institucional del cargo que ocupa-- al declinar asistir, al igual que el Govern, a la toma de posesión del jefe de la Guardia Civil en Barcelona, el coronel Pedro Antonio Pizarro.
Borràs anunció en una carta a la delegada del Gobierno --para más inri, con fecha equivocada-- que no acudiría al acto, afirmando que se debe "a las aspiraciones legítimas de la ciudadanía del país que defiende el derecho a decidir su futuro político", y acusando a la Benemérita de "perseguir la disidencia política", entre otras falsedades.
No, señora Borràs. Ni eso es cierto, ni "la ciudadanía del país" es sólo la secesionista, ni se puede desempeñar la presidencia del Parlament con tan flagrante ausencia de respeto a la pluralidad y la neutralidad institucional. Principios que debería cuidar en grado sumo, al contrario de lo que suele hacer.