¿Puede la ética ser lucrativa?
La mujer que se inventó el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan) va a dejar la organización bajo la sospecha de haberse enriquecido a su costa. Se llama Patrisse Cullors, nació en Los Ángeles en 1984 y lleva viviendo desde 2013 de ese movimiento cívico en defensa del colectivo afroamericano. Ha publicado un libro, está terminando el segundo y parece haber llegado a algún tipo de acuerdo con Warner Brothers (propietaria de HBO y propiedad de AT&T) para desarrollar productos audiovisuales. En el ínterin, se ha hecho con cuatro casas (valoradas en algo más de tres millones de dólares) y se sospecha que ha estado metiendo la mano en la caja de su noble organización, aunque ella lo niega.
Estamos ante una historia triste, pero no muy original: alguien inicia un movimiento social justo y necesario y acaba lucrándose con él hasta que le descubren y tiene que abandonar lo que creó para no envilecerlo. La política, la industria y cualquier área de la sociedad está llena de ejemplos semejantes al de la señora Cullors, y todos sirven para llegar a tristes conclusiones sobre la condición humana. En el mundo de las organizaciones sociales y de las oenegés, tales conclusiones resultan especialmente deprimentes, pero en el caso de Patrisse aún no se ha dicho la última palabra. Vamos a ver, lo de las casas huele tan mal como la mansión de los Iglesias en Galapagar, pero igual también la señora Cullors, como Pablo e Irene, está pagando una hipoteca (bueno, cuatro). Lo de los libros puede deberse a que tiene mucho que decir sobre las condiciones de vida de su comunidad en los Estados Unidos de América. Y lo de sus contactos con la Warner puede obedecer a un lógico deseo de llevar la buena nueva a horizontes más lejanos y no muy fácilmente alcanzables. Es la suma de todos estos factores --más las acusaciones concretas de otros grupos de activistas negros-- lo que ha provocado la dimisión de Patrisse (quien, hasta ahora, no ha dado unas explicaciones muy convincentes para su lucro al frente de BLM).
Le concederemos el beneficio de la duda pero, por el bien de su causa, lo mejor es que se haga a un lado y se busque la vida en el mundo de la farándula, donde tampoco hay ningún desdoro. Podría haberle dado por la política --como a ciertos especímenes españoles que no cito porque supongo que están en la mente de todos-- y la cosa igual resultaba mucho más desastrosa.