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A Pere Aragonès parece no importarle la doble humillación que ha sufrido en menos de una semana por parte de JxCat. Pese a ello, insiste en buscar un acuerdo con los neoconvergentes e incluso asegura aceptar el Consejo para la República que controla Carles Puigdemont desde Waterloo. Hace tiempo que el republicano debió cambiar de socios y explorar otras alternativas de gobierno. Porque si, en la anterior legislatura, la convivencia entre Esquerra y JxCat fue imposible, repetir la alianza puede ser letal para los intereses de los catalanes.