Laura Borràs (JxCat) juega con las palabras. Utiliza sus estudios de filología para causar confusión. Dice sin decir; no dice, pero dice. No se termina de mojar y, cuando lo hace, promete cosas que sabe que no podrá cumplir, pero que le valdrán para crear crispación. También se sirve de esta ambigüedad para sembrar dudas sobre la investigación de la que es objeto por presunta malversación, prevaricación, falsedad y tráfico de influencias.

Sin embargo, la ambigüedad se convierte, en ocasiones, en una muestra de ausencia de contenido, como le ha ocurrido a JxCat, su partido, en las últimas horas. De hecho, ha prometido la creación de una ley agraria que ya existe, por lo que ha rectificado hasta en dos ocasiones para decir, primero, que la impulsaría y, segundo, que la desarrollaría.

La ambigüedad, por último, también confunde a quien la emplea. En una entrevista en Catalunya Ràdio, Borràs ha respondido que "la democracia se tiene que proteger de quienes la utilizan para actividades totalmente execrables", en referencia a Vox. Se podría aplicar el refrán sobre ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.