Esta me la pagas, bufón
Joan Coscubiela (Barcelona, 1954) está que trina con Toni Soler, humorista del régimen y bufón en jefe del prusés, porque este lo acusó desde su programa diario en TV3, Està passant, de haber formado parte del consejo de administración de una compañía eléctrica, cosa que, al parecer, no es cierto. La realidad apunta a que el Coscu ejerció un cargo asesor en dicha empresa, pero nunca formó parte del consejo de administración. Tras requerir a Soler para que se retractara --lo que éste hizo a su manera; o sea, sin acabar de retractarse y con esa chulería que confiere ser el graciosillo oficial del régimen--, viendo que la cosa no se resolvía a su entera satisfacción, Coscubiela va a llevar a juicio al hilarante señor Soler y a su jefe, Vicent Sanchis, director de esa televisión catalana supuestamente pública (aunque se comporte en la práctica como un canal de pago que solo piensa en la felicidad de sus suscriptores, por mucho que la paguemos entre todos los contribuyentes catalanes).
No sé qué sacará el veterano sindicalista de su demanda, pero la aplaudo desde aquí. Igual es lo que hay que hacer by default con todos los bocachanclas del régimen. Igual hacemos mal pasando de ellos, dejándoles manipular, mentir y bromear sobre los enemigos de quienes les pagan. Igual deberíamos pasarnos la vida llevándolos a juicio cada vez que los pillemos en un renuncio. El único problema es que, dado su ritmo trumpiano de manipulaciones y fake news, la cosa se acabaría convirtiendo en un trabajo a jornada completa. De hecho, nos sale más a cuenta no ver Està passant, pues el humor especial para lazis resulta asaz indigesto a los desafectos al régimen y réprobos en general.
Como una mezcla de masoquismo y documentación me obliga a tragarme el 'Tele Noticies Vespre', suelo pillar los últimos cinco minutos de Está passant y les aseguro que la cosa es de juzgado de guardia. Lo presentan al alimón el millonario patriótico Soler y su secuaz Jair Domínguez, otro de esos independentistas con una cara de andaluz que no pueden con ella. He observado que, aunque a mí no me hagan la menor gracia, ellos se encuentran ingeniosísimos mutuamente. Y también se lo parece Oscar Andreu, un lechuguino con bigotillo que practica un humor que a él le debe parecer inglés, pero a mí no me arranca ni una sonrisa. De vez en cuando aparece un calvo cuyo nombre no he registrado, pero que practica un humor rural que debe hacer las delicias de las abuelitas de Vilamerda de l´Arquebisbe. Aunque para eso, nada como las intervenciones del gran Peyu, cuyo humor pre paleolítico hace de él un perfecto caricato de aldea y una versión nostrada del involvidable cómico baturro Paco Martínez Soria.
Todos estos genios del humor suelen chotearse de gente que no goza de las simpatías del lazi medio, y si hay que alterar un poco la realidad para chinchar más al personaje elegido para zaherir, se altera y aquí paz y después gloria. A no ser que el zaherido resulte ser el correoso Coscubiela, célebre por sus malas pulgas y por no dejar pasar ni una. Como representante de todos aquellos que consideramos a Soler y sus esbirros una pandilla siniestra, le deseo mucha suerte en su batalla legal contra la tele del régimen, su director (y sin embargo amigo) y su graciosillo patriótico número uno. ¡Aúpa, Coscu!