El consejero de Interior ha demostrado ser incapaz de mantener en secreto las deliberaciones que se fraguan en el seno del Govern. Dar por sentado de forma pública que se aplicarían nuevas restricciones en Fin de Año ante el repunte del coronavirus que no son en firme y que, finalmente, han caído en saco roto supone un problema para toda la Generalitat; otro golpe a la credibilidad de un Ejecutivo que ya ha hecho demasiadas veces el ridículo precisamente por filtrar medidas sobre la gestión de la pandemia que, al final, no se concretan.
Algunas voces apuntan que se trata de una estrategia de desgaste entre JxCat y ERC para las elecciones del 14F. No tienen en cuenta que, al final, salen perdiendo ambos partidos y, lo que es peor, todos los catalanes.