Soy vuestro hombre, chusma
No me ha sorprendido mucho enterarme de que la justicia está investigando al abogado Gonzalo Boye por su supuesta colaboración con el narcotraficante gallego Sito Miñanco. La respuesta del lazismo, tampoco, pues es la de siempre: van a por nosotros, los jueces nos tienen manía, las cloacas del estado nunca descansan y demás clichés de acreditada eficacia. Tampoco me sorprenderé si se demuestra que Boye blanqueaba dinero del narco, pues el muchacho, reconozcámoslo, lleva toda la vida tratándose con gentuza de la peor calaña y no parece tener la intención de cambiar de estilo a estas alturas del curso. Ya chupó talego años ha por colaborar con ETA (aprovechando para sacarse la carrera de Derecho por cortesía del sistema penitenciario español, que fracasó a la hora de redimirlo, pero le ayudó a ganarse el pan una vez en la calle). En vez de volverse a Chile a poner sus conocimientos de leguleyo al servicio de los parias de la tierra, el hombre optó por quedarse en España incordiando, que es de lo que ha vivido desde que lo soltaron. Cuando has trabajado con una banda terrorista, el trato con narcotraficantes como Sito Miñanco y enemigos del estado como Carles Puigdemont ça va de soi, que dicen los franceses. Por eso, en estos momentos, si eres un delincuente con posibles, si perteneces al sector adinerado de la hez social, Boye es tu hombre: lleva codeándose con gentuza toda la vida y no se va a sorprender de nada de lo que le cuentes. Tú apoquina y él se encargará de mantenerte lo más alejado posible del lugar al que perteneces: el trullo.
Este calvorota malévolo encabeza mi lista imposible de gente a deportar con urgencia. A fin de cuentas, la obligación del inmigrante no es integrarse, sino tratar de no molestar. Obligación que no cumple nadie de mi lista, de Echenique a Fachín, pasando por Pisarello y la monja Caram. Si Boye va el primero es por su condición, probada, de indeseable recalcitrante y más que posible delincuente. Genuino grano en el culo de la imperfecta democracia española y portavoz oficial de la peor chusma local, sería el digno receptor de la famosa réplica de Groucho Marx: “No sé si usted existe o si es que la comida me ha sentado mal”. De todos modos --la esperanza es lo último que se pierde--, puede que se haya pasado de listo con Sito Miñanco y que acabe volviendo a la celda de la que salió antes de tiempo y sin haber aprendido nada. Llámenme rencoroso, pero lo deseo fervientemente.