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La alcaldesa de Barcelona y presidenta del Área Metropolitana (AMB), Ada Colau, quitó ayer hierro al hecho de que su número dos, Salvador Milà, acudiera a trabajar tras dar positivo con coronavirus, y cuando era plenamente consciente de su infección.
La primera edil defendió a su jefe de presidencia pese a saber que saltarse la cuarentena es una actitud sumamente reprobable. Gobernar es tomar decisiones que duelen, y Colau optó por inhibirse y mantener a su escudero en la silla.