Mireia Ingla
La Administración intenta mejorar la excelencia de los procesos de contratación pública. Las exigencias en este sentido son cada vez más estrictas para evitar encargos distraídos y conflictos que, al final, son perjudiciales para las arcas públicas y tienen su origen en la dejadez administrativa más que en un intento real de meter la mano en la caja.
El Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès, liderado por Mireia Ingla (ERC), es uno de los que intentan hacer bien los deberes en su nueva etapa política. Pelear el sentido de una licitación ante el TSJC es una prerrogativa que se da a los damnificados por las resoluciones que emite el Tribunal Catalán de Contratos del Sector Público (TCCSP) y nadie se la puede quitar a los afectados. Pero quizá sería bueno que los consistorios, como el que encabeza Ingla, midieran bien qué batallas emprenden y no dilaten las licitaciones en las que se han detectado errores al elevar las cuestiones ante la partida de lo contencioso-administrativo del alto tribunal catalán. Especialmente cuando están en juego poco más de cinco millones de euros.