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El talante conciliador de la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, es toda una garantía para afrontar el posprocés independentista. Tras el fracaso de la embestida nacionalista, toca reconstruir las ruinas que los radicales han dejado a su paso, y Cunillera es una buena opción. En una entrevista con Crónica Global, la política socialista explica sus planes para recuperar la normalidad en Cataluña después de unos años insoportablemente convulsos.