La Generalitat recurrirá la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que ordena renovar los conciertos con las escuelas que separan a los alumnos por sexo, tumbando de esta forma la resolución de la Consejería de Educación que denegó esas subvenciones.
Es razonable que el departamento dirigido por Josep Bargalló defienda esta posición, pero llega un poco tarde. El Govern debería haberse puesto las pilas con esta cuestión --de la que se benefician una decena de centros vinculados al Opus Dei-- mucho antes, en vez de perder el tiempo con temas como el procés, pese a ser conscientes de que estaba condenado al fracaso.