Gobernar a espaldas del empresariado catalán no es la mejor tarjeta de presentación para un dirigente político. Se esperaba mucho más de Pere Aragonès, presidente de la Generalitat en funciones, en su gestión del Covid.

Acordar una medida tan drástica como cerrar bares y restaurantes durante 15 días a espaldas del sector y ocultar una iniciativa de tal calibre en su reunión con patronales y sindicatos, dice poco de quien aspira a ser un líder.