Alba Vergés
La consejera de Salud colapsó en la gestión de la primera oleada del coronavirus en Cataluña básicamente por el equipo técnico que tenía a su alrededor. Vergés no era una experta en la materia, pero en la construcción de la cúpula inicial del departamento pesó más el carnet del partido que los conocimientos del sector.
El primer correctivo llegó con Josep Maria Argimon, un convergente que conoce la sanidad catalana, y ahora ha renovado a su mano derecha. Sale la polémica Laura Pelay, una sindicalista que no se hablaba con la mitad de sus colaboradores directos, y ha nombrado a una persona de su estricta confianza que sí lleva años en la casa, Marc Ramentol. Tienen una responsabilidad mayúscula: gestionar la segunda oleada de la pandemia.