El desmantelamiento de la planta de Nissan en Barcelona --según ha confirmado el diario japonés Nikkei-- se debe a múltiples factores. El gigante automovilístico prevé recortar un 20% su producción en el marco de un plan de reestructuración que mira hacia Japón, China y Estados Unidos. Mientras que la factoría española hace tiempo que trabaja al 25% de su capacidad.
Es evidente que, con esos mimbres, la Generalitat tenía poco margen. Sin embargo, la consejera de Empresa y Conocimiento, Àngels Chacón, debería haber puesto todo su empeño en encontrar un salvavidas para una industria que genera 23.000 empleos directos e indirectos en Cataluña. Y no parece que haya sido así.