Lanzar un tuit en el que se defiende el alzamiento armado para lograr la secesión de Cataluña --como ha hecho el jefe de prensa de la Consejería de Interior de la Generalitat, Joan Maria Piqué-- es un hecho grave. Pero aún lo es más que su superior, Miquel Buch, lo justifique amparándose en la libertad de expresión y hable de supuestas malinterpretaciones.
Que el máximo responsable de comunicación del departamento del que dependen los Mossos d'Esquadra siga en su puesto después de llamar a la violencia para romper el marco constitucional solo es atribuible a Buch. Es normal que ya nadie crea que el independentismo catalán sea un proyecto pacífico.