Habló poco, pero fue contundente. Isidre Fainé, presidente de la Fundació La Caixa, compareció ayer en la comisión de investigación sobre la aplicación del artículo 155 del Parlament junto a su sucesor al frente de Caixabank, Jordi Gual. Aseguró, ante unos diputados independentistas que quisieron acorralarle, que "con los ahorros de la gente no se juega" y que por eso se tuvieron que tomar medidas ante la inestabilidad generada por el desafío independentista, entre ellas el traslado de la sede social de la entidad bancaria a Valencia, y la de la Fundación, a Palma de Mallorca.
Fainé desveló que varios presidentes de la Generalitat le pidieron que Caixabank tuviera presencia en toda España. "Ahora resulta que eso es malo. Pues eso nos ha hecho tener una postura fuerte", afirmó.