El CEO y cofundador de Glovo, Oscar Pierre, participó en un acto sobre innovación y ciudades en Barcelona el martes por la mañana. Aportó durante el mismo mucho conocimiento, un know how que ha adquirido tras una hábil gestión en una start up que ya es un unicornio, con una valoración que rebasa los 1.000 millones de euros.
No obstante, Pierre y su equipo parecieron ignorar lo que ocurría extramuros: una borrasca con vientos de más de 100 kilómetros por hora y fuertes lluvias en la Ciudad Condal a la que no prestaron atención. Siguió la operativa de la compañía pese a que sus rivales sí pararon por seguridad. Falló la empresa en garantizar el bienestar de sus colaboradores, los riders o repartidores, como se llaman ellos. Y no es la primera vez.