La tasa catalana a activos no productivos es un gravamen cuyo principal reto, aflorar activos que están al margen del fisco, es positivo. Tras el visto bueno del Tribunal Supremo al impuesto, ha entrado en vigor y se consideran meritados los ejercicios 2017, 2018 y 2019. La Vicepresidencia de Economía --en manos de Pere Aragonès-- da casi cinco meses antes de que se declaren, pero aún le falta pulir detalles de su afectación real. En los últimos dos años, podría haber avanzado un poco más en este sentido.