A escasas semanas de las elecciones municipales, el Ayuntamiento de Barcelona ha declarado la guerra a las discotecas del frente martímo. El gobierno de Ada Colau, y más concretamente la concejal del distrito de Ciutat Vella, Gala Pin, pretende cerrar locales insignes como Shoko, Opium, Pachá y Carpe Diem. Pin quiere relanzar su carrera política con medidas estrella pero no parece muy razonable hacerlo perjudicando a uno de los sectores más dinámicos de la ciudad como es el del ocio nocturno.