El diputado de ERC ha demostrado una vez más el concepto que tiene del trabajo parlamentario. Oriol Junqueras sabrá las razones que le llevaron a darle un papel de salida en la lista electoral, pero cabe suponer que hoy debe estar más que arrepentido, pese a que, como los malos alumnos, no pierde ocasión de hacerle la pelota.
Su ego es tan tremendo que le resulta imposible actuar de acuerdo con las instrucciones de su propio partido. Si Joan Tardà se convitió en la estrella de la sesión del martes, él tenía ser el protagonista del miércoles. Lo único que ha conseguido, además de hacer nuevamente el ridículo, es tapar la polémica en torno al CGPJ que tan bien le iba al procés y a las defensas de los políticos que organizaron el 1-O y participaron en la DUI.