El presidente de la Generalitat ha evitado condenar el asalto filonazi que ha sufrido la vivienda del juez Pablo Llarena a manos de Arran. Ya sabemos que Quim Torra tiene familiares afiliados a los CDR, a los que alienta a empujar a los políticos con sus acciones callejeras. Y por eso elude el rechazo claro y directo de la persecución a que estos grupúsculos someten a sus víctimas, culpables de discrepar de su ideología. Pero el papel institucional de Torra es incompatible con la displicencia con que despachó ayer desde Vitoria el ataque al domicilio del juez instructor del caso 1-O. No quiso esforzarse en rechazar ese acto concreto, porque Llarena se lo merece. Ese es el mensaje implícito de las palabras de quien no pierde ocasión de fotografiarse con un periodista supuestamente agredido por un policía, porque, evidentemente, en este caso el agredido no se lo merecía.
Quim Torra
15 noviembre, 2018 00:00Addoor Sticky
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