Llegó como el gran capitán de un barco que debía atracar en Europa y se fue de una embarcación que hacía aguas y que vislumbraba el fondo del mar. Protagonista de lo mejor y de lo peor, Quique Sánchez Flores ha dejado huella en un Espanyol que busca olvidar cuanto antes su paso por el RCDE Stadium.
Elegido para liderar el proyecto más ambicioso de la historia de la entidad, así como la plantilla más cara de todos los tiempos en clave periquita, el técnico nunca imaginó que su paso por Cornellà acabaría con una destitución fulminante y con una afición hastiada de su figura. Una silueta que en su día devolvió la alegría en una entidad que ya es conocedora de que Sánchez Flores no perdonará ni un solo céntimo de su contrato. Arrieros somos, debe pensar el madrileño.