Jordi Graupera sigue en Estados Unidos, en la Universidad de Princeton, donde trabaja como investigador. Ha tenido el arrojo de presentar su candidatura a la alcaldía de Barcelona, aunque no ha ofrecido ningún modelo de ciudad. Pero quiere agitar el debate para que el independentismo se una, aunque en realidad pueda ser la forma de lograr una plataforma personal. Al margen de que sería difícil ver a Graupera de concejal de la oposición, si no logra sus propósitos, lo que reclama ahora es una especie de frente contra Manuel Valls porque intuye las capacidades del ex primer ministro francés. Es fácil proponer proyectos desde la distancia, sin haber trabajado previamente el terreno, desde una cierta superioridad intelectual que le lleva a decir qué es lo mejor para una ciudad como Barcelona.