Cualquier llamada a la moderación y al diálogo en Cataluña en estos momentos es un mensaje positivo y necesario que cualquier persona sensata debe aplaudir.

Sin embargo, no parece muy coherente que estas llamadas partan de un miembro de un Govern que ha apostado irrevocablemente por una deriva autoritaria, unilateral e ilegal para lograr la secesión.

Seguramente, Santi Vila debería pedirle esa moderación a su jefe, Carles Puigdemont.