Ángel Hurtado
Si hay algo que nadie podrá negarle jamás al presidente del tribunal de la Audiencia Nacional ante el que ha declarado hoy Mariano Rajoy es la coherencia. Se había opuesto hasta tres veces a su comparecencia, y su actuación de esta mañana ha estado en línea con ese posicionamiento inicial.
Desde salir a la calle a recibirle, lo que no se ha producido porque el presidente ha preferido entrar en coche por el aparcamiento, a situarle en una mesa, junto a la de los magistrados que presiden la sala, para dar testimonio. Y, por supuesto, interrumpir y reprender a los abogados que a su juicio no preguntaban adecuadamente.